La Jungla The Jungle

Hemos celebrado allí un cumpleaños y los niños lo pasaron genial. La merienda estaba muy rica y el dueño fue muy atento con nosotros.

La idea maravillosa, celebramos un cumpleaños allí y los niños salieron encantados, el trato del dueño no puede ser mejor, al igual que el del personal. Lo único para mejorar es la hora de la merienda, es un poco caos, creo que para ese momento con tanto niño tendrían que hacer turnos y valorar el tener refrescos, ya que, los zumos están muy bien, pero no les gustan a todos los niños.Por lo demás, recomendable, seguro.

Reservamos para cenar, 8 personas. Cuando llegamos teníamos la mesa preparada. La camarera encantadora, a parte de aguantarnos y seguirnos el rollo. La comida muy bien, rápido ( la hamburguesa estaba buenísima) un sitio al que volveremos sin duda.

Servicio pésimo, el trato con el público cuando no ausente malo. Mala organización. La atención nula. No volveré ni lo recomendaré

Una pena pero mal. El hombre en principio te explica todo muy bien y parece agradable, pero luego vienen las cositas. A los niños les dan a elegir entre zumo o agua, si piden zumo están perdidos, es un zumo muy pequeño que le ventilan en un trago y claro al minuto tienen sed y te toca pagar por cada bebida, unas 6 más. Le dije ya que no se las reponen si tenían agua grande y no, botellita por cada niño. En otros cumpleaños les dan la bebida que cada niño necesite, aquí, en lo que es la merienda no.En mi caso, una de las niñas se pidió hamburguesa y sin haberla tocado dijo que no la gustaba, se lo dije al hombre y me la cambio por pizza, pero me dijo que se quedarán con la hamburguesa y la comiera quién quisiera porque si no la iban a tirar, pues bien, me cobró ambas cosa que no me pareció muy ético.Otra cosa que no me gustó nada es que no dan la opción de pagar con tarjeta, solo efectivo. Eso si, vuelvo a otro cumpleaños y veo que están pagando por tarjeta. Es decir método tienen, otra cosa es porque a algunos no dan la opcion.Los niños salen diciendo que las pelotas de las bolas las tienen que ir recargando una a una, se quedan atascadas y es un coñazo.La comida no les hizo mucha gracia a ninguno, sería pasable tirando a mal.Pido dos cañas a unos padres y claro como cierran a las nueve y las pido sobre menos 20 (en vez de decirme, no pidais que vamos a cerrar), las pone, me las suma a la cuenta y a los 10 minutos de reloj directamente se las retiran prácticamente enteras de la mesa sin preguntar.Apagan luces y nos dejan literalmente a oscuras en la calle porque coincide además que ese día no funcionan bien las farolas, pero ellos apagan la fachada sin darnos ni 10 minutos viendo que estábamos ahí.Cómo positivo diré que el sitio esta muy bien, interiormente el paintball está genial y muy chulo decorado. Otros papas de otro cumple sin embargo salieron contentos con el trato. Para mí gusto sin estos detalles que he comentado le daría 4 estrellas pero la experiencia personal ha sido esta.En fin, fuimos con muchísima ilusión y salimos decepcionados, una pena, pues creo que a los clientes se les ganan por los detalles.

Después de reservar y ser la única mesa del local, la cena fue decepcionante.Tardaron muchísimo, las hamburguesas frías, las patatas sin más, no nos pusieron ni platos ni servilletas ni cubiertos...Y además cuando llega la cuenta tampoco cuadran los importes...Para no volver!

Pongo una estrella porque no me deja no poner ninguna. Comida fría, mal servida, local lleno de humo. Ni si quiera unos cubiertos ni platos ni servilletas. Todo mal servido. Cervezas calientes, comida congelada y fría. Servicio nefasto. Chicote ni podría pasar mas de un día allí.

He celebrado allí el cumpleaños de mi hijo y tanto él como sus amigos están deseando volver, la merienda les ha encantado y los padres hemos disfrutado del ambiente volveremos sin duda muchísimas gracias

El sitio bastante grande, se está muy a gusto. La camarera es muy simpática y muy atenta, nos invito a un chupito y nos dio unas tarjetas de descuento. Las hamburguesas muy ricas y nos atendieron muy rápido. Sin duda repetimos