Albergue Pons Minea

Me alojé aquí como parte del camino de Santiago y vine en guardia ante las reseñas previas publicadas. Debo decir que el trato del personal hacia mí fue totalmente correcto y que mi habitación tenía total garantía de estar debidamente limpiada, así como el desayuno del día después que tenia también contratado no me supo mal en absoluto. Por el otro lado, lo cierto es que las habitaciones están justo bajo el restaurante, por lo que el movimiento de muebles se escucha sobremanera, así como algunos ruidos de las habitaciones aledañas, y además que el servicio de desayuno no era tipo buffet, sino un menú fijo de café, zumo y tostadas con mantequilla y mermelada. A mi el servicio no me decepcionó para lo que me costó, así que veo injusto lo que algunas reseñas previas a la mía dicen de este establecimiento.

Las habitaciones están separadas por una plancha de madera cada 4 camas, te da algo de privacidad pero no mucha ya que a tu lado tienes las otras 2 camas. Aún si la comodidad fue bastante buena. Cabe destacar que estuve en planta alta ya que hay gente que se queja bastante de la planta baja de este lugar. La cocina bastante que desear ya que estaba sucia a nuestra llegada, contaba con accesorios para preparar comidas pero sin higiene casi. Está en el centro del pueblo el albergue lo cual facilita la salida de la siguiente etapa del camino. Albergue sin más

Fuimos unos dos amigos a tomar algo,desde el minuto 1 que nos sentamos los camareros mostraron una total desinterés en atendernos y pasaron varias veces sin ni siquiera dirigir una sola palabra,un servicio pésimo y unos camareros bordes y con pocas ganas de trabajar.Una panda de bordes más interesados en atender a los guiris que a los españoles.Recomiendo no ir nunca,es un sitio bastante desagradable y de pésimo servicio.

Fuimos al restaurante únicamente y la experiencia fue nefasta. Al llegar todos muy amables y muchas sonrisas, el camarero era Adrián. Al entrar y sentarnos dentro todo cambió: Mal trato, bordes, exigentes y con malas palabras. Además por si fuera poco, fuera ofrecen una carta con raciones y dentro te obligan a tomar menú. El menú pobre y con mucho retraso. Si podéis, cambiad de restaurante antes de sentaros en la mesa. Que no os engañen como nos pasó a nosotros.Por cierto, no os pidáis la empanada.Menuda panda de sin vergüenzas.

Ha sido un horror de experiencia. No había agua caliente (solo se han podido duchar 2 de los 19 que veníamos). No hay mantas para todos en el albergue. Ni pagando!!! Ni siquiera toallas tampoco. La cocina común hecha una guarrería. Ni utensilios. La lavadora/secadora no seca y además han cobrado 5 euros!!!

No nos quedamos a dormir aquí, pero almorzamos y desayunamos al día siguiente como parada en nuestro camino desde Sarria.La atención muy correcta y la comida se nota que es casera y estaba exquisita. El caldo gallego, sopa de pescado y pollo al horno nos cargaron las pilas para seguir.Sigan así!!! 5 estrellas desde Lanzarote.

La comida muy buena: menú del peregrino 15€ pero la atención deja mucho que desear. Éramos 3 y nos ha montado la mesa para 2 y ha dejado 2 buenas raciones de pan. Al ser 3, le hemos dicho que faltaba una ración y ni corto ni perezoso ha cortado una de las raciones grandes por la mitad ( ya son dos más pequeñas) y de la otra ración ha cortado un pedacito. Al final menos pan que si nos hubiese dejado las 2 raciones.Y la simpatía no se asomaba por ningún sitio.Pero la comida exquisita! Buena cocina!

Mucho ruido, hasta casi las 12:00 h de la noche con ruidos y personas hablando, toda la noche un zumbido de un motor y desde las 6:00 h de la mañana arrastrando mesas, sillas, golpes de puertas y golpes de caer cosas. Apenas hemos descansado. Limpio, buen trato, pero no vale 60€ la habitación doble x noche. Hemos estado en mejores habitaciones sin ruidos por 45€ y por 50€ y en algunos con desayuno incluido. No volveremos, ni recomendaremos Pons Minea.

El albergue tiene muy buena pinta, las habitación que nos asignaron estaba genial, pero el problema llegó cuando nos tumbamos a descansar, u se empezó a oír el escándalo proveniente de la terraza y de otras habitaciones. La insonorización brilla por su ausencia.Comimos allí y nos pareció bien, la camarera nos atendió con diligencia.

Aclaro que no pernocte aquí. Tomamos 2 cervezas, una por la mañana y otra por la tarde.Por la mañana nos atendió una chica que ni un “Hola” nos dice, nos pone una tapa de pan con una lasca de jamón, donde se notaba que el pan no era del día. Por la noche decido tomar otra caña allí, donde hay dos camareros, se repite la falta de bienvenida, ahora a mayores pregunto dónde está el aseo en dos ocasiones a lo que el camarero me responde en las dos ocasiones “2,50€” (el camarero más mayor) más preocupado de una pareja de ingleses que tenían reserva y se marchaban del local cancelando su reserva. 2da aclaración, es mi experiencia, igual es un sitio estupendo y los pillé en mal día, nunca se sabe