La Bodeguita de Palacio

No pudimos tomarnos nada, ni un café, porque estuvimos 40 minutos esperando y nadie vino a tomarnos nota, a pesar de que no estaba lleno. Iban a cada mesa y se volvían dentro de la cocina (surrealista) pero en la nuestra y otras más no se pasaron en todo ese tiempo, a pesar de que nos habían visto perfectamente. Una calidad de servicio absolutamente lamentable, nunca antes me habían ignorado tanto como cliente. Aconsejo no acudir.

Una pena que en un Parador, y precisamente en uno con tanta historia, haya una cocina informal tan poco cuidada.Un sitio que podría estar compitiendo con Landa por estar entre los mejores de toda la A-1, sin embargo raspa un suficiente y no suspende por los pelos. Se nota que en cocina hay personal poco motivado, que lo mismo está hoy friendo huevos que mañana arando un trigal.Estamos hablando de huevos y morcilla, sándwiches y recetas así, no es tan difícil. A la morcilla le faltaba un punto de fritura, igual que a los pimientos. Las croquetas, si no eran de quinta gama (preparadas industriales), lo parecían. El sándwich club seco como una zapatilla y su mezclum más bien pocho. Con un poco de gusto y cariño se puede hacer mucho mejor.El servicio de sala, aunque algo despistado, es correcto y amable. El lugar, qué decir, privilegiado: el patio central es precioso, con tapices de la Real Fábrica y mobiliario cómodo. Una pena que la carta rápida no esté a la altura.

Calidad, precio, entorno, y trato excelentes, servicio algo lento

Solo pude tomar algo, servicio inexistente, pararme varias veces para que me cobren, me quitaron las ganas de comer ahí por la extrema lentitud y más aún después de leer las revisiones sobre la comida. Increíble teniendo un lugar así no sepan explotarlo bien.

Los huevos rotos son cebolla con algo de huevo y patata, incomibles. El servicio de hoy terriblemente malo, una camarera despistada que se olvida de los platos, y tardan mucho en servir. Mala experiencia en La Bodeguita, el parador precioso.

Paramos a picar algo camino de Asturias. Optamos por la Bodeguita para hacer la parada más corta y seguir viaje. ERROR. Terraza con sólo una mesa ocupada y menos mal, porque el camarero pasaba de nosotros. Esperábamos de pie a ver qué mesa podíamos ocupar ( por tema COVID ). El camarero se paseaba si llevar nada. Nos sentamos donde nos pareció y seguía sin acercarse. Por supuesto ya le estábamos llamando. Por fin vino, hubo que pedir limpieza de la mesa, que se veía con cercos de vasos. En fin, servicio muy leeeenntooo y no muy amable. El señor este se merece un toque de atención. Se llama Martín Cortés.De la comida nos gustaron los buñuelos de morcilla. Lo demás lo encontré psé. Pedimos postre, pero lo tuvimos que anular después de esperar unos veinte minutos.En la parada de vuelta, comimos en el restaurante del parador. Atención radicalmente distinta. Un camarero llamado Israel competente y amable. Nos pareció que le habían llamado de apoyo, porque luego se fue. Vino un camarero ,del cual desconozco el nombre, que fue también muy profesional.Esta vez tardamos menos en comer y todo estuvo bueno.

El lugar es bonito pero tenían mucha desorganización. Los platos estaban bien pero los postres el mousse y la tarta de la abuela no eran lo que esperábamos

Un patio espectacular y la atención fue bueno. Nosotros tomamos un café y fue muy agradable.

Fui a visitar Lerma un soleado domingo de octubre, estaba todo lleno y decidí entrar en este lugar por que era el único sitio tranquilo, es un sitio precioso, tranquilo, ideal para tomar algo, por lo menos si quieres alejarte del lleno que tenia el resto de locales hoteleros.

Servicio muy profesional y comida muy buena