Doña Palmira

He estado, con mi esposa, durante 10 días, en esta Casa Rural de Turismo que lleva 4 meses en marcha.Nuestra estancia ha sido muy placentera. El trato dispensado ha sido exquisito.La decoración nos ha parecido acertada, distinta.Y el desayuno, incluido en el precio, es completisimo.

Encantador espacio de relax en la montaña Palentina. En un remoto y agradable pueblo, Silvia y Miguel Ángel hacen de la amabilidad su enseña. La discreción con que gestionan este acogedor hotel es sólo comparable con la atención que dedican a cada detalle. Seis sencillas habitaciones, un pequeño patio interior y un generoso servicio de desayuno. Un placer de estancia.

Hemos viajado dos parejas y disfrutado de esta casa y de la muy agradable atención de la propietaria durante cinco días, cuatro noches en el puente de Mayo. Todo genial, la casa montada con mucho gusto, las habitaciones muy cómodas y baños amplios. Los desayunos muy muy ricos y variados tanto dulce como salado. Pero además de la casa, quiero valorar la amabilidad y los grandes consejos de Silvia, visitas a iglesias románicas que no llevábamos en nuestro recorrido inicial (que ya eran una cuantas) y sobre todo, los consejos sobre restaurantes donde comer cada día en función de nuestro recorrido. Que bien hemos comido gracias a sus indicaciones. Unos días maravillosos en los que hemos mezclado cultura, gastronomía y unos maravillosos paseos por los alrededores de este tranquilo pueblo de la montaña palentina.

Es un hotel maravilloso. El entorno del pueblo lo envuelve de encanto, en el interior su decoración es detallista y cálida, me ha encantado.La habitación es comodísima, el baño amplio con una ducha preciosa. Y el desayuno...no tengo palabras, EXPECTACULAR.Silvia y Miguel Ángel son una pareja super amables y encantadores, que junto al Hotel hacen una combinación maravillosa.Volveremos SEGURO

Casa rural familiar y muy agradable y con encanto. Perfecta para pasar unos días en la montaña palentina. Personal muy amable y colaborador. La casa en si está demasiado recargada de objetos, (para gustos los colores!) Pero no le quita encanto. Habitaciones grandes, una mesa de trabajo me hubiera gustado pero hay alternativas en la terraza o el salón. Desayuno muy casero y con deseos de agradar. Las tortillas una maravilla. Espero volver.

Vinimos para dos noches y nos hemos quedado 3, es un hotel/casa para quedarse, si podeis no dudéis en pasar al menos una noche, los anfitriones Silvia y su pareja te hacen sentir en familia, la habitación y las diferentes estancias son muy acogedoras. Y con una decoración muy personal. Como no mencionar el desayuno con los diferentes dulces que Silvia te prepara en el momento.Gracias ha sido un placer conoceros. Un lugar especial para hacer un recorrido para conocer el Románico del Norte de Palencia

Lo recomiendo sin duda. Es un hotel súper agradable y confortable. La decoración cuidada al detalle, con mucho gusto. Muy limpio y acogedor. La pareja que lo gestiona, Silvia y Miguel Ángel, son súper atentos y grandes cocineros. El desayuno delicioso.

Hotelito rural de 6 habitaciones, muy acogedor e ideal para desconectar y estar en contacto con la naturaleza.Silvia, la propietaria, ha decorado con mucho mimo y cariño el hotel con toques modernos y naif, destaca la chimena en la recepción y el patio con olivos.Los desayunos son de 10 variedad y crepes recién hechos.Totalmente recomendable!!

Elegimos este alojamiento de camino, en una escapada improvisada, y qué gran acierto :DEl precio es perfecto e incluye un fabuloso desayuno casero, la ubicación es muy buena, tanto para moverte por los alrededores como para para disfrutar de un pueblo tranquilo. Las habitaciones son cómodas y todas las estancias están decoradas con mimo y encanto. Te sientes a gusto nada más cruzar la puerta.Pero lo mejor de lo mejor, es la pareja que lo lleva, Silvia y Miguel Ángel. Nos han acogido con mucho cariño, nos han aconsejado, ¡hasta me le llevado una receta para desayunar en casa!Hemos disfrutado mucho de Doña Palmira. Repetiremos seguro ;)

Una estancia increíble, hotel con mucho encanto, muy tranquilo e ideal para desconectar. Los desayunos son fantásticos, todo preparado y servido por sus dueños que son una pareja encantadora. Seguro que volveremos!Además nos prestaron bicis para pasear por los alrededores.