Apartamentos Rurales Sierra Luna

El entorno es idílico y la atención inmejorable. Es más caro que un hostal, claro, pero dormir en una cabaña de madera en medio del bosque hay que pagarlo.No entiendo los comentarios de la gente que se queja de que no se puedan llevar amigotes gratis... OBVIAMENTE que eso no se puede hacer ni aquí ni en ningún alojamiento que se precie. El entorno es silencioso, tranquilísimo, y así debe seguir.

Un sitio precioso y unas cabañas muy bien cuidados. Los dueños muy amables, un saludo a Teresa!!!

Las instalaciones dejadísimas, acceso a la piscina a través de un caminito de tierra hecho del paso de la gente. La piscina sucia, los bordes verdes... en fin, deja mucho que desear. Las habitaciones sin aire acondicionado y las mosquiteras todas rotas. Además mejor no ir para pasar un fin de semana entretenido porque la dueña te echa la bronca rápidamente....

Un fin de semana espectacular. En plena naturaleza. Las cabañas muy acogedoras y limpias. Lo mejor, el trato de Maite y su marido q estuvieron pendientes de q no nos faltara de nada, cuidando todos los detalles para hacernos sentir como en casa.Deseando repetir!!!

La casa y las instalaciones están bien. El problema son los dueños, y en concreto ella. Te sientes muy controlado en la estancia y a la mínima te llama la atención, de unas maneras muy vulgares. Si vas a hacer ruido, este no es tu sitio.

Fui con interway y el trato con los monitores los compañeros fue muy bueno. Sin embargo, la habitación que me pusieron la cabaña número 9 está en pésimas condiciones para estar allí a pesar de las altas temperaturas y de ser una cabaña para alojar a a 14 personas solo existe un aire acondicionado y dos ventiladores para refrescar toda la cabaña era imposible dormir en las habitaciones si no era después de 4 o 5 horas desde que se pusiera el aire ademas no teníamos es el mando para ponerlo a nuestro antojo porque se suponia que gastábamos mucho luz siendo inhumano estar allí con ese calor tuvimos que dormir en los sofás para poder dormir bien.La comida la comida que nos daban no era buena había algunos platos que se salvaban pero no pegaban nada porque nos ponían sopas hirviendo al medio día con la calor que hacía para pasar más calor todavía los menús no estaban bien pensados además todos los platos que podían llevar una guarnición nos ponían patatas fritas durante toda la semana estuvimos comiendo patatas fritas lo más gracioso es que si pedías ketchup o mayonesa para un plato que no necesitaba aunque lo quisieras pa las patatas no lo negaron y no no las dieron. Nos daban platos de menú infantil poniéndonos un día una salchicha cortada con patatas. Además no había opción a elegir entre dos platos había un primero un segundo y un postre el primero solía ser ensalada aunque algún día variaba y si había un plato que no podías comer por lo que fuese te podías quedar sin comer.La piscina siempre estaba llena de insectos y sucia de hojas, y restos de plantas se podría limpiar más a menudo.Ademas, no había ni ensalada ni postres suficientes para todos, si te hechas mucha ensalada se queja y encima te echa una triste cucharada de maíz y si le pedías más te decía que era una por plato.

Quería agradecer a Teresa su hospitalidad.Nos encantó el lugar y la atención sobre todo!!!Sin duda un lugar recomendable para una escapada rodeada de un paisaje espectacular y buena gente.Gracias por todoVolveremosFamilia Lominchar.

Los apartamentos están en un sitio precioso, las cabañas son muy bonitas y muy limpias. La comida está muy buena, y la dueña es un encanto. Gracias Teresa por ser mi segunda abuela, me volverás a ver por allí!

Un millón de gracias a Teresa y a su esposo, por su cariño, por su amabilidad,por su excelente trabajo en unas inmejorables instalaciones, 100% recomendable para desconectar y descansar en plena naturaleza, Besay Jiménez Pérez, volverá sin ninguna duda. Un millón de gracias Teresa.

Para no volver. A las seis de la mañana nos fuimos desesperados sin poder dormir. El gallo empezó a cantar a la una de la madrugada, y así cada media hora. Los mosquitos nos acribillaron, las arañas y hormigas campaban a sus anchas. Y por mucho que estés en plena naturaleza (camino pésimo y no a 6 km de Andújar ni del Santuario como se indica), no te esperas estar toda la noche sin poder dormir. El restaurante cerrado, pero tampoco puedes tener comida en casa, porque acuden más hormigas aún. Increíble como se cuelan por todos los rincones, y como se escuchan los mosquitos. La piscina estaba bien, pero para un baño que nos dimos un rato, ha sido el baño más caro de la historia.