Panaderia Acuña

El pincho dulce del café a primera hora son sobras del día anterior. Hoy en día que hagan eso ya no solo es asqueroso sino que roza la ilegalidad. Me ha pasado en varias panaderías Acuña en Pontevedra. Consejo: si es primera hora vete a otro sitio si no quieres un pincho rancio del día anterior.

Bar sucio, las sillas estaban llenas de suciedad, me trajeron una cucharilla y estaba sucia. El café sabía sólo a leche. No repetiremos. Dos cafés 3'80€, increíble.

Cadena de panaderíasCon buen género, todas sus pastas son enormesPerfecto para desayunar

Hoy día 14 de agosto he estado en el establecimiento por la tarde, una auténtica vergüenza que solo haya dos personas pero aún más cuando una de ellas (chica con bata roja) se dedica más a estar con la pantalla de la panadería que ha atender clientes, solo una chica está en terraza y detrás de la barra. Al acabar las consumiciones decidimos comprar pan y la chica de la panadería nos atendió de forma borde y déspota además de tardar una eternidad en atendernos y cobrarnos (la misma chica de la bata roja). En resumen, una auténtica vergüenza, para nada recomendable este establecimiento

No es la primera vez que me sucede de ahí que haya decidido poner esta reseña. Si hubiese alguna estrella más negativa se la pondría. Antes esta panadería cafetería trabajaban y funcionaban genial, gente agradable, ahora da vergüenza ir a este sitio, las chicas que trabajan dan pena. Locales sucios mesas sin recoger, se ponen a discutir entre ellas a grito con el local lleno de gente, no sirven con educación... Es decir si no te gusta trabajar cara al público no estés de camarera ( y yo trabajo cara al público). Después de estar 15' esperando a ser atendida en una mesa, cuando el local solo tenía 3 clientes, decidí marcharme, las mesas ni las recogían, estaban las dos camareras metidas en la zona de hornos

Como no es la primera, ni la segunda, ni la tercera vez, es el por qué de esta reseña. No se entiende que en hora punta del mediodía, un domingo, con cuatro personas detrás del mostrador, una sola de éstas este dispensando pan, con una cola que sale del local y se expande largamente por la acera. Encima el importe de la compra es calculado a mano por la chica que atiende, amable y muy agobiada, mientras otra, con la caja abierta y armada de lápiz y cuaderno, hace interminables cálculos supongo que infinitesimales. Mientras tanto, los clientes cruzamos los dedos para que los que nos anteceden no les dé por comprar pasteles, y tan sólo quieran pan, de lo contrario la espera se multiplica por ni se sabe cuánto tiempo: ya se sabe que los pasteles son de colores y que para gustos e indecisiones se pintaron estos. Curiosamente NUNCA me ha pasado en cualquiera otra de las expendedurías de esta marca repartidas por la ciudad. Doy dos estrellas como detalle de agradecimiento a la ÚNICA chica que estaba atendiendo a los clientes: no es la primera vez que la miro en el mismo escenario a cien, agobiada, pero profesional. Evitaré comentar la actitud y aptitud de las otras compañeras".Domingo

Atraco a mano armada. 5.10€ por una tostada con jamón y tomate". Digo "jamón" porque es una loncha grasienta y salada de alguna bandeja de supermercado

Trato excelente y muy amable. Producto muy bueno. Suele estar muy lleno por lo que es normal cierto ajetreo.

En este bar se está bien y además tiene una gran terraza

El establecimiento dispone de una terraza en plaza pública. Las consumiciones son acompañadas de pincho dulce o salado. La atención en terraza debería mejorar, hemos esperado un tiempo prudencial y finalmente una persona de nuestro grupo tuvo que levantarse para pedir, por la gran demora en salir a tomar nota.