Ermita de San Marcos

El joven cura Simón de Fuencaliente llega a la ermita para oficiar la única misa que se celebra en Ventillas al año. La ermita se llena hasta el fondo y mucha gente se tiene que quedar fuera. Simón comienza ensayando unas canciones de misa para calentar el ambiente y marca el ritmo chasqueando el dedo pulgar con el corazón. Luego comienza la misa diciendo a los fieles que el motivo principal para reunirse allí e invocar a San Marcos no es otro sino la Muerte y Resurrección de Jesús, sin la cual San Marcos sería un muerto más. Muchos fieles se miran unos a otros sin haber entendido muy bien qué ha querido decir Simón con esto, y algunos se quedan decepcionados tras ver cómo el cura ha quitado protagonismo a su santo favorito. Simón recuerda a todos que aún se debe bastante dinero de la última reforma de la ermita antes de pasar el cepillo. Algunos fieles, incluido un niño, participa en la misa leyendo. Muchos comulgan. Por fin Simón recomienda a los vecinos de Ventillas que se lleven bien y con un “podéis ir en paz”, todos van saliendo, mientras unos cuantos se echan el santo al hombro y encabezan una curiosa procesión que sale de la iglesia, recorre la Era, luego pasa por la única calle de Ventillas, para volver a la iglesia formando una larga fila de fieles tras San Marcos, cantando canciones piadosas. El río Montoro refulge a lo lejos.

Esto está en Ventillas en el corazón de Sierra Madrona