Hacienda Zorita Wine Hotel & Organic Farm

Un lugar espectacular para descansar. Buena arquitectura rehabilitada con gusto, un ambiente maravilloso y aderezado con un trato exquisito. El trato recibido ha sido espectacular, sin ser forzado, y con ganas de agradar de verdad. Y ahí está el verdadero lujo, en la tranquilidad, en el trato y en el afán por parte del hotel de que te encuentres a gusto constantemente. El resto es lo de menos…. Aunque las camas son espectaculares, las toallas, y la habitación (Villa).Para el que vaya pensando que es un resort 5* hortera de playa todo incluido, mejor que no vaya, es otro concepto, hay que estar preparado para saber apreciar el lujo que te ofrecen, fuera de las amenities, coste de las cosas, (no entiendo que alguien que va a un 5* se queje de los precios…algo falla…) o cualquier otro detalle absurdo.Sales nuevo!

Una experiencia excelente! Entorno e instalaciones únicas, todo invita a relajación y disfrute a través de todos los sentidos (sabores exquisitos de sus vinos y productos de su granja, en particular los quesos… el aroma de los productos de baño… la suavidad de las sábanas… el sonido del agua y canto de los pájaros…cualquier rincón podría ser inspiración para un bodegón…). El personal amable y muy profesional ayuda a disfrutar de una estancia inolvidable. Repetiremos sin duda. Gracias

Lugar maravilloso e ideal para disfrutar de plena naturaleza en Salamanca. La comida del restaurante buenísima y no nos pareció cara, acorde para un hotel de 5 estrellas. Lo que si destacar la encarga de eventos, Marta, deja mucho que desear, es una persona que nos trato muy mal desde el primer momento y nada profesional, hablándonos en repetidas ocasiones con un tono despectivo y con malas palabras, sin duda no esta a la altura del hotel.

Un par de veces al año nos gusta ir a cenar a Hacienda Zorita porque es un sitio impresionante, tranquilo y muy agradable. Esta vez nos atendió Alba en el restaurante, super profesional, educada y muy amable durante toda la velada. A lo espléndido de la cocina ahora se une un servicio de primera. Enhorabuena¡¡¡¡

Si buscas paz y silencio, desde luego no es tu sitio, las habitaciones no estan insonorizadas las unas de las otras, la habitación de al lado se dejo la televisión puesta y nos pasamos la noche escuchando la película que estaba viendo nuestro vecino, tampoco estaban insonorizadas del pasillo, las puertas son de madera y con cerraruda con llave, se oía la gente al pasar. Por tanto, ruidoso y no insonorizado. Personal de servicio: educados y correctos, eso sí ajetreados, se nota falta de personal, hacen lo que pueden y con una sonrisa. Instalaciones y parajes muy bonitos. La habitación se nota el paso del tiempo y los detalles la hacen vieja y sin actualización, polvo en las vigas de madera y apliques destartalados y cal en los grifos de la bañera. Desayuno sin grandes pretensiones, el zumo de naranja rebajado con agua, se nota, el cafe literal agua de borrajas, capsulas de plastico marca Ifa en una cafetera completamente obsoleta. Había mosquitos y moscas de toda clase, supongo que por la cercanía al río Tormes, la gente que se quejaba. En resumen un hotel que en su día fue y va a la deriva como un barco antiguo, debido al paso de varios fondos de inversión en la propiedad, los cuales van en dirección de la rentabilidad y no del cuidado ni del servicio.

Juega a la mentira. Lujo impostado y a sobreprecio. El edificio y el lugar son bonitos, aderezados por su vinculación histórica pero ahí acaba toda la atmósfera del lugar, todo son ecos del pasado. Las habitaciones que eran las celdas de los dominicos son tipo hotel rural, con preciosas vistas las que dan al rio, y correctas de equipación, el problema es venderlas y pagarlas como de lujo y hotel 5 estrellas, no lo son y ese descuadre no te abandona el tiempo que estás allí. Lo peor es que no hay bodega, es todo un escenario, la producción está a 70km de allí, y la conexión entre el hotel y la finca es inexistente porque todo es como un escenario, un atrezzo. No es un hotel/bodega ni se puede considerar de enoturismo. Lo mejor sin duda los productos del desayuno, bar y restaurante, son excelentes. Lugar más recomendable para una visita, paseo y almuerzo que como alojamiento.

Las habitaciones son preciosas y la cama es enorme! Tiene un estilo rústico que encaja con todo el entorno del edificio y no hace más que sumar. El baño es amplio igual que el resto de la habitación y está muy completo.El personal un 10 y la comida otro 10. No se me ocurre nada que no fuera de mi agrado. Por hacer una sugerencia constructiva solo se me ocurre que faltaba luz en el baño para maquillarse (como es una finca donde se celebran bodas creo que es algo que añadiría valor)

Fuimos a la fiesta de la vendimia y lo pasamos muy bien porque íbamos un grupo de amigos, pero el precio me parece excesivo para lo que hicimos. La comida es tipo buffet pero tienes q esperar colas de hasta una hora para poder coger la comida y cuando nos dimos cuenta de q había postres y salimos ya se habían acabado!! La calidad de la comida es muy buena, pero la organización no tanto, deberían darle una vuelta para evitar q haya gente q se coja 10 postres y otros no puedan ni probarlos. La fiesta posterior con el DJ estuvo fenomenal, y para los niños había actividades con monitores. El entorno es precioso, a orillas del río y la hacienda está muy cuidada.

El lugar es de 10 .El servicio de jacuzzi y el masaje inmejorable en todos los sentidos. La comida del restaurante calidad precio no está mal, eso sí, entre plato y plato tardan mucho.El personal también de 10 ,muy atentos y educados excepto un detalle muy feo de una camarera de rasgos orientales que nos cobró 6 euros por una triste botella de agua que está serigrafíada con el nombre del hotel. Era el cumpleaños de mi pareja y se la pidió de recuerdo y no fue capaz de regalarsela , cuando te gastas un pastón en un sitio como este no esperas que tengan un detalle tan feo.