Restaurante El Barco

Parece un bar de otro siglo. No cogen tarjeta, cosa que solo te dicen al pagar o si te fijas en un diminuto cartel que hay en la puerta. La cerveza es bastante mala para los 3€ que cobran.En plena pandemia permiten mesas de más de 6 personas en la terraza sin respetar la distancia social, por no hablar de la ausencia de limpieza del mobiliario con sillas que no han visto el agua en tiempo. Hay muchísimas alternativas mejores en la zona.

Ahora es la SANTURRONA, llegamos aquí por casualidad y la verdad que un acierto, la comida buenísima y el trato espectacular. Después de cenar pedimos unas copas y nos invitaron un postre, helado frito! Espectacular! Recomiendo al 100%

Es un restaurante muy agradable, con buena atención al cliente.La sazón de su comida es muy auténtica.Muy rico el café y tomarlo en las mesas de afuera, contemplando una hermosa vista, a pleno cielo y árboles cercanos, es una verdadero placer.Buenos precios, en el menú.Cuando cas la primera vez, luego quieres volver.

Viernes, 13:00 horas. Pido una coca-cola y me traen la lata con un vaso con hielo y ni un triste panchito o aceituna, la coca cola pelá y mondá

CALIDAD NORMAL, ASEOS TREMENDAMENTE SUCIOSEstuvimos allí tomando un desayuno tardío, el pincho de tortilla está bien, el bocadillo de bacon y queso bastante mediocre y el café algo quemado. De precio es bastante barato (menos de 10€ 3 cafés, un pincho y un bocadillo).Lo peor es el baño... parecía que llevaba décadas sin limpiarse, las paredes apestosas, el WC taponado con millones de restos de otros usuarios, el suelo lleno de pegotes y otras cosas que es mejor no describir. Sé perfectamente que la gente es muy cochina, pero a las 11 de la mañana de un domingo cuando el bar lleva tan poquito abierto esperas que por lo menos lo hayan limpiado por la mañana, pero no...Por cierto, tal y como han dicho otros usuarios, no aceptan tarjetas y tienen un cartel minúsculo en la cristalera donde así lo indican.

En el año 2021 y no aceptan pago con tarjeta, cosa que te dicen al pedir la cuenta, no antes de sentarte, y te señalan un mini cartel que te tienes que acercar para leerlo porque desde la terraza no se lee. La calidad deja mucho que desear. Vasos sucios, vermut malo, tapas que mejor no comentar... y lo peor es que te atienden a desgana. Una y no más.

Bar bien, de toda la vida. Raciones sabrosas sin perder la cabeza. Restaurante con servicio a veces regular pero con platos destacados como la tortilla de patatas. Las alitas de pollo no están mal pero tardan siempre un siglo en hacerlas. Las camareras siempre tienen un poco de despiste pero en general buena gente y terraza agradable.

Creo que las dos camareras han sido las más maleducadas que me he encontrado en un bar atendiendo. Literalmente a las 22:55 nos echaron quitándonos los vasos de la mesa, básicamente porque se querían ir. Los aseos estaban muy sucios, no ponían aperitivo y eso que tomamos tres rondas que además no fueron baratas. Pero sin duda lo peor de todo fue la atención de estas dos chicas tan desagradables que preferían ver YouTube a atender las mesas. No volveré

No se puede tratar a todos los jóvenes como si fuésemos drogados o bebidos (hay un after cercano). Se estigmatiza a los jóvenes y no te sirven si no quieren, hay que saber diferenciar y atender a explicaciones (que no son necesarias). Somos del barrio y hemos estado más veces, aún así el servicio, respeto y educación deja mucho que desear por parte de las camareras. Decepción con un bar del barrio! Pienso poner una reclamación.

Nos encantaría compartir detalles de la experiencia si la persona de deplorables modales que nos atendió en la terraza nos la hubiera permitido. No habíamos terminado de sentarnos para tomar una caña cuando este individuo se acercó a decirnos que estaba cerrado. Ante nuestra mirada de estupor por la terraza prácticamente llena de gente, nos insistió con la siguiente frase: “Han parado las ventas”. Un crack de la atención al cliente.Teníamos mesa para comer en un restaurante con terraza muy cerca, así que durante las siguientes dos horas pudimos contemplar cómo otros clientes se sentaban en la misma mesa que a nosotros nos habían negado. También añadimos que al final nos hicieron un favor, porque el espectáculo incluyó griterío, camarera amenazando a un comensal con una silla y peleas variadas.Supongo que es un buen sitio si alguien quiere contemplar un programa rollito “Callejeros” en directo. Yo creo que eso dejo de tener gracia en 2009, pero qué sé yo, todo vuelve.