Parque de la Quinta de Torre Arias

El parque está muy bien, tiene largos caminos para pasear, en algunas zonas es casi como ir por un bosque.Tiene un horario, digamos, de sol a sol. Abre cuando es de día y cierra más o menos al anochecer.Está actualmente en obras, están restaurando gran parte del mismo para que luzca mejor y poder abrir zonas nuevas.Es recomendable, sobre todo ahora en verano, llevar agua (o lo que sea) ya que en el mismo hay bastantes bancos donde poder sentarse a descansar pero no hay zona de restauración ni fuentes con agua potable.

NO se pueden llevar perros bajo ningún concepto. Es importante que tengáis esto en cuenta, para no hacer el viaje en vano y que el guarda de la entrada os acabe echando.Esta quinta es un parque desconocido, a la vez que peculiar (y algo descuidado). No se puede visitar el palacio, ya que está en reformas, además de no poder transitar por la mayoría de la superficie del parque (por obras o por tratarse de sitios privados/protegidos).Hay varios puentes, una encina centenaria, fuentes y pequeños detalles que pueden pasar desapercibidos.

Parque de la Quinta de Torre AriasLa Quinta de Torre Arias es un parque histórico que se encuentra en el barrio de Salvador en el distrito de San Blas-Canillejas de la ciudad española de Madrid. Está delimitado por la actual calle de Alcalá (antes camino y luego carretera de Alcalá de Henares), y por las calles de Rodríguez Ayuso, Eduardo Terán, Fernando Mijares y Marquesado de Santa Marta.El parque ocupa los terrenos de una antigua quinta, también llamada Quinta de Aguilar, Quinta de Garro, Quinta de Bedmar (1850) y Quinta de Canillejas (¿1870?) hasta 1913, año en que tomó la denominación de Torre Arias. Para Miguel Lasso de la Vega, antiguo director del Servicio Histórico del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid y luego director del Departamento de Urbanismo, Historia y Representación de la Arquitectura en la Universidad Europea de Madrid, se trata de «una de las posesiones de recreo más célebres en magnificencia y extensión de los alrededores de Madrid».El área de la finca de Torre Arias posee 17 hectáreas en la que destacan las zonas ajardinadas donde se pueden contabilizar más de trescientas especies de plantas herbáceas y hasta cincuenta y una especies diferentes de árboles como una encina con más de 300 años, algunos almendros y pinos y cedros.Cuenta con diversas edificaciones con diferentes niveles de protección patrimonial. Entre ellas destaca el palacio del siglo XVI, reformado en sucesivas ocasiones a lo largo de su historia, siendo la última en época del marqués de Bedmar.Otras edificaciones de interés son las extensas caballerizas y el patio de labor con bodegas y guardarnés. También destacan edificios relacionados con su pasado agropecuario como la vaquería, el matadero, las perreras, el palomar, las porquerizas y dos invernaderos, todas ellas en espera de restauración.La finca contaba con olivar, viñedo y grandes extensiones para el cultivo de huertas y frutales, además de un antiguo sistema de regadío con pozos, norias, albercas, atarjeas de distribución y dos viajes de agua, herederos de los qanats construidos en Madrid desde el siglo IX y que captaban las aguas subterráneas para abastecer las fuentes de la ciudad y los riegos de jardines. En esta finca de Torre Arias, dos fuentes surtian de aguas manantes del subsuelo el riego de la finca agrícola y los jardines (las llamadas Isabela y Minaya, esta última aun conservada); también hay que mencionar el arroyo Trancos, que atravesaba la posesión de oeste a este.

Excelente parque. Encina de 300 años espectacular nada mas entrar al parque. Esculturas de madera , palacete ,un lugar con muchìsimo encanto.

Paseo muy agradable, acogedor y con buen ambiente. Tranquilidad y buen cuidado. Recomendable para ir en familia.

Espectacular parque de Madrid. Con un huerto urbano en desarrollo. Conservan invernaderos muy antiguos. Sus edificios bien conservados son muy bonitos, y hay otros en ruinas que daban al conjunto los servicios agropecuarios a la finca. Pero la maravilla es pasear por ella, que te saca de Madrid. Para guinda un árbol digno de ser un monumento: su encina (Quercus ilex).

Parque muy bien cuidado y lleno de rincones preciosos. Un oasis en la Calle Alcala.

Es un parque poco conocido.Son unas 20 hectareas pero tienes unos caminos maravillosos y una parte con indicaciones botanicas . Un silencio increible.Merece la pena la visita.

Sitio agradable y muy tranquilo, bien para pasear o bien para leer un libro en un banco. No se puede ver mucho más que árboles y poco más, porque el acceso a los edificios está cerrado, ni siquiera puedes acercarte, asi que se ve en los pocos minutos que se tarda en dar la vuelta al parque.Teniendo el parque del capricho a dos paradas de metro, no perdería el tiempo en este, salvo que vaya a leer, porque es más tranquilo.

Todo un descubrimiento este parque de singular importancia histórica y biológica. Admirable es la encina centenaria (tiene más de 300 años) que se halla situada en una esquina, el paseo de los lilos y el palacio que se halla en rehabilitación. Hay un huerto ecológico, una isla de biodiversidad y varias fuentes, además de numerosos bancos para sentarse tranquilamente y escuchar a los pájaros carpinteros y demás aves que conviven dentro.Hay que tener en cuenta que la finca ha estado en manos privadas desde el S. XVI, luego en 1986 pasó a ser propiedad municipal y actualmente lleva abierta desde noviembre del 2016, y que el parque en su conjunto se encuentra en proceso de rehabilitación, por tanto es una suerte poder disfrutarla. Menos conocida y concurrida que la vecina quinta de los molinos, me resultó más agradable y apacible pasear por sus senderos y caminos.