Mesón Perdigón

Es lo que se le pretende, un mesón de pueblo, con comida rica, gente agradable y precio económico.Muy bien situado y amplio.

Nos trataron fenomenal, muy buen servicio, buena comida. Pudimos cortar chivo, lo cual fue una experiencia enriquecedora. El dueño es muy majo.

Una experiencia para no repetir, nos ha dejado esperando 2h , sirviendo a otras personas que llegaban después.

Ponen muy bien de comer. Cantidad, calidad y buen precio, aunque hay mucha bulla, no es para comer con tranquilidad, pero está bien.

No había mucha variedad de comida, buen servicio pero la comida no estaba muy buena. No lo recomiendo

Increíble que en plena sierra norte donde abundan la buenas carnes, se coma mejor el bacalao que la carne de cerdo.Comimos y mi solpresa cuando pido postre no tienen, eso no se comprende en un restaurante de comidasEl bacalao tres quesos muy bueno la presa ibérica muy simple

NO LE PONGO UNA ESTRELLA PORQUE, AL MENOS, LAS MIGAS NO ESTABAN MALAS. CARO Y MAL ORGANIZADO Y PREVISOR. SE QUEDARON SIN PAN, MIGAS, ¿DULCES? EL DÍA 9 DE FEBRERO-20. MIS AMIGOS SE TUVIERON QUE IR A OTRO BAR POR ESTA CAUSA Y, NO DIGAMOS LOS 3 EURAZOS QUE NOS SOPLARON POR UN PLATITO DE MIGAS CON 1 CAFÉ. NO VOLVERÉ Y, SI TÚ ERES MEDIANAMENTE INTELIGENTE, NO VAYAS.

Bar restaurante muy bien situado en el pueblo de Guadalcanal dónde se desayuna muy bien excelente comida y un sitio perfecto para poder cenar.

Buen ambiente y trato familiar..un lugar agradable para degustar la gastronomía de la zona.

Comida pésima, que pena que en plena sierra existan lugares como este...El trato recibido decepcionante,. Poca higiene, -(por no decir ninguna) baños sucios, MEDIDAS COVID CERO!, gente consumiendo en la barra, (cosa que actualmente está prohibido por las medidas covid), la puerta del mesón repleto de señores mayores ebrios, fumando y sin mascarilla, (la misma dueña fumaba en la puerta en el momento de nuestra llegada), así que sin más remedio, para entrar al mesón tenías que pasar entre ellos y sus humos. Una vez dentro, toca esperar, una media de 20 minutos, para que se acerquen a preguntar que desean tomar, porque para ellos, lo importante son los vecinos del pueblo, una vez atendidos todos ellos, (a pesar de haber llegado más tarde que nosotros) entonces y solo entonces, se dignan a acercarse (tranquilamente y con cara de poco entusiasmo) a las mesas de turistas como nosotros. Teníamos la esperanza mi marido y yo que la espera merecería la pena, pero todo lo contrario, la decepción iba siendo más grande por momento. Pedimos secreto ibérico fino como una hoja de papel, tieso y seco, con patatas congeladas literalmente (las papas eran congeladas y además no las habían frito bien). Nos quedamos con hambre porque los platos de secreto eran muy pequeños, pero no quisimos probar más la suerte, habíamos tenido bastante.Desde luego no volveremos jamás y NO SE LO RECOMENDAMOS A NADIE.